LOS EXPERTOS OPINAN: «LOS AVANCES TECNOLÓGICOS PARA EL CONTROL Y ANÁLISIS DEL ENTRENAMIENTO»

¡Cuatro grandes expertos nos responden a las preguntas que les hemos formulado sobre este apasionante tema!

 

HÉCTOR ARÉVALO. Graduado en Ciencias del Deporte. Máster en Alto Rendimiento y Salud. Analista de Rendimiento Deportivo de la Universidad de Alicante. Miembro del cuerpo técnico del equipo de triatlón Universidad de Alicante.

JOSÉ RAMÓN CALLÉN. Licenciado en CC de la Actividad Física y el Deporte. Ironman Certified Coach. TriDot Certified Coach. Entrenador Nacional de triatlón, natación y atletismo. Entrenador de triatletas desde 2002 y creador de la marca “Joserra.Training”. https://joserra.training

IVÁN RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ. Licenciado en CC de la Actividad Física y el Deporte. Entrenador Superior de triatlón y natación. Responsable del Área de Rendimiento en David Lloyd Club. Cofundador de Xinergia Top. Experto en control de oxígeno para la mejora del rendimiento. www.xinergiatop.com

ABRAHAM CARLÉ.  Licenciado en CC. de la Actividad Física y el Deporte. Doctorando en Biomedicina. Director en WiemsLab. Especialista en electroterapia. Profesor invitado en másteres sobre actividad física, salud y rendimiento. www.wiemspro.com/wiemslab/

DEREK DALZELL. Head of Consumer Education de Coros. Dedicado a explorar de lo que es capaz el cuerpo humano a través de datos y análisis de rendimiento deportivo. En los últimos 10 años ha trabajado con más de 25 campeones nacionales y un número incontable de equipos ganadores de campeonatos. Siempre en la búsqueda de la excelencia en el deporte superando los límites tanto tecnológicos como humanos. https://www.linkedin.com/in/derek-dalzell-81091126

¿En qué consideras que han favorecido principalmente los avances tecnológicos de los últimos años para el trabajo de los entrenadores?

H. ARÉVALO. En la actualidad, el acceso a información de manera fácil y rápida hace que el entrenador pueda tener más recursos y conocimientos. Esta información, si está bien contrastada y basada en conocimientos científicos, sin duda tiene un impacto positivo en la preparación del deportista. Además, la generalización del uso de dispositivos de monitorización y seguimiento del proceso de entrenamiento hace que los entrenadores dispongan de datos objetivos acerca de la evolución del rendimiento del deportista. Este registro constante de información ha hecho que el análisis predictivo con el uso de big data también haya experimentado un gran crecimiento en los últimos años. No obstante, es imprescindible para los entrenadores formarse en el uso de estas tecnologías para poder comprender qué estimaciones pueden ser más válidas y fiables.

J.R. CALLÉN. La evolución de la ciencia y con ella, su aplicación al deporte, ha supuesto un proceso de crecimiento extraordinario para poder conocer mucho mejor al ser humano y cómo responde su organismo (mente y cuerpo) ante las demandas que se hacen de él. Gracias a ello, es posible en estos momentos, que podamos conocer, medir, analizar, comparar y controlar múltiples variables que nos informan de lo que está sucediendo a distintos niveles. Es totalmente constatable que la tecnología avanza y ayuda a que el rendimiento de profesionales y amateur evolucione a todos los niveles, pero además de en esta dirección, hemos de ser conscientes también de que esa evolución suma en que la salud de los deportistas sea también un foco de atención que se puede mantener y mejorar gracias a los datos que la tecnología nos aporta. Es muy importante destacar que la tecnología evoluciona, sí, y que con ella los entrenadores podemos trabajar mucho mejor, de manera más precisa y favorecer la salud y el rendimiento de nuestros deportistas, pero hay algo que no cambia y que sigue ahí demostrando todo su potencial, imperturbable: nuestro organismo tiene miles de millones de sensores más que cualquier GPS, potenciómetro o pulsómetro, así que el autoconocimiento del deportista y la aportación humana en la relación de éste con el entrenador, hacen que a la tecnología siempre le hayamos de unir el componente emocional, educativo, personal, que solamente ese binomio deportista-entrenador puede crear y, gracias a ello, conseguir que las máquinas (tecnología) y los humanos alcancemos el máximo nivel individual en cada proceso de entrenamiento.

I. RODRÍGUEZ. El principal beneficio para los entrenadores ha sido el control del entrenamiento. Hasta hace poco tiempo la información se basaba en la ofrecida día a día por el deportista y sus sensaciones, lo que implicaba mucho tiempo y contacto. Sin embargo, ahora se puede disponer de una gran cantidad de información, en cualquier momento, e incluso se puede trabajar a distancia con muchos deportistas sin que esto suponga un hándicap. Como resumen, los entrenadores podemos tener más deportistas, más controlados e incluso hacerlo a distancia.

A. CARLÉ. El ritmo del desarrollo tecnológico y la cantidad de implicaciones de éste hace difícil responder a la pregunta, pero por ser breve, destacaría dos beneficios principales. El primero es la democratización de las mediciones fuera de laboratorio; hoy es más sencillo realizar una evaluación y seguimiento a un deportista de lo que era hace 10 o 15 años. Esto reporta un incremento en la calidad de nuestro trabajo y en la salud-rendimiento de nuestros entrenados. En segundo lugar, mencionaría la mejora de la educación de los deportistas o practicantes de ejercicio físico. Ambos factores hacen que el trabajo del entrenador pueda impactar positivamente en más personas a la par que hace más autónomos a los practicantes de ejercicio físico.

D. DALZELL. La tecnología desempeña un papel fundamental en el avance del rendimiento deportivo y los conocimientos del entrenador. Con una tecnología que sigue evolucionando, proporciona al entrenador métricas rastreables que pueden ayudar a fundamentar su toma de decisiones y la programación del entrenamiento. En el pasado, los entrenadores tenían que confiar en un cronómetro o en sus ojos para ver cómo rendía un atleta, pero ahora pueden tener una visión segundo a segundo de cómo está respondiendo el cuerpo durante ese mismo entrenamiento. Cuando se tiene acceso a esta información, va a poner de relieve exactamente al entrenador lo que se necesita en el futuro para la mejora continua.

.

¿Qué destacarías de la evolución de los dispositivos-relojes y otros sensores portátiles?

H. ARÉVALO. En los últimos años la oferta de dispositivos de monitorización del entrenamiento ha crecido de manera exponencial. Actualmente los equipos de medición están adaptados para prácticamente cualquier modalidad deportiva. Los deportistas disponen de una amplia gama de medidores de carga externa que además ha permitido el abaratamiento de su coste. Un ejemplo de ello puede ser los potenciómetros para ciclismo, que actualmente tienen un coste más asequible. Además, numerosas compañías han desarrollado equipos de medición de carga interna que hasta hace unos años serían impensables.

J.R. CALLÉN. Desde mi punto de vista, la mayor evolución a nivel de calidad en la aportación de datos importantes por parte de todos esos dispositivos, se produjo hace unos años. En el margen de tiempo que va desde la llegada de los pulsómetros hasta la aparición de los potenciómetros, pasando por los GPS, se concentran los tres elementos que realmente nos aportan los datos fundamentales que necesitamos para el entrenamiento de un deportista (algo a lo que hay que unir, como antes mencionaba, las sensaciones) a la hora de medir variables esenciales de su rendimiento. A partir de ese instante, como bien es sabido, se han ido uniendo otros sensores, otras métricas, otras mediciones y otros datos que en la inmensa mayoría de ocasiones no aportan un mayor valor al entrenador. En unas ocasiones porque, a pesar de que se anuncie que miden una variable determinada, no pueden hacerlo desde la muñeca o el dispositivo que nos venden, no lo pueden hacer con precisión suficiente, o sus datos no están apoyados en evidencias científicas. Por todo ello, la evolución continúa, por supuesto, pero la curva de aportaciones fundamentales para que el entrenador y el deportista creen el mejor proceso de preparación se ha aplanado y las nuevas propuestas de datos que hoy se anuncian deben de ser todavía bien desarrolladas y contrastadas. Ahí estará el siguiente punto de inflexión que ya vivimos con pulsómetro, GPS y potenciómetro.

I. RODRÍGUEZ. La conectividad y simplicidad de muchos dispositivos hace que cualquier deportista, incluso principiantes, puedan disponer de una gran cantidad de información. Sin embargo, eso puede ser un arma de doble filo. Tiene muchos aspectos positivos, pero en algunos casos puede suponer una sobrecarga informativa que puede hacer perder sus sensaciones y decidir solo en base a los datos que en ocasiones no tienen por qué decirnos la realidad completa. Un deportista experimentado debe tomar sus propias decisiones por lo que siente, no por un dato o dos o tres, por muy relevantes que sean. Es muy bueno complementar el entrenamiento con datos, pero no ser esclavos de ellos. Creo que como entrenadores debemos dar la importancia necesaria a esos datos registrados por sensores, pero más aún a la recibida por el deportista y a la vez enseñarles a entenderlas y saber transmitirlas.

A. CARLÉ. Precisamente los relojes orientados a la práctica deportiva y los “relojes inteligentes” han sido muy importantes por su aceptación generalizada, cosa que no han conseguido otros formatos. Esta aceptación ha permitido que haya una industria orientada a compactar y potenciar la tecnología. Desde mi punto de vista, los relojes y otros dispositivos de muñeca no pueden cubrir las necesidades de usuarios altamente exigentes en cuanto a precisión y variedad de datos a recoger, debido a su ubicación y a otras limitaciones técnicas. Por tanto, parece que cada vez será más común que el deportista utilice diversos sensores en distintas zonas del cuerpo durante el entrenamiento, la competición e incluso durante las actividades de la vida cotidiana. Diría que el reloj seguirá teniendo un lugar predominante para muchos practicantes, pero otros formatos irán ganando relevancia en próximos años.

D. DALZELL. La tecnología sigue evolucionando a la par que la ciencia del deporte y el estudio de lo que es humanamente posible. El gran avance de los últimos años se ha producido en lo que respecta a la recuperación. Métricas como la VFC (variabilidad de la frecuencia cardiaca) y el sueño. A medida que empecemos a ver la imagen completa no sólo de lo que un atleta hace en el entrenamiento o la competición, sino de cómo su cuerpo se recupera de estas exigencias, se podrán programar series específicas en días específicos en función de lo que el atleta necesite y de lo preparado que esté su cuerpo para rendir.

¿Y sobre la implantación de sistemas de monitorización directamente en los tejidos de la equipación del deportista?

H. ARÉVALO. Estos sistemas de monitorización sin duda tienen una serie de ventajas a la hora de recopilar datos. Al estar adheridos a la ropa o al propio cuerpo del deportista ofrecen una medición más precisa de factores clave para el atleta como, entre otros, la frecuencia cardiaca, temperatura corporal, glucosa en sangre o parámetros biomecánicos. Además, su diseño ergonómico hace que sea posible un monitoreo continuo y a tiempo real de estas variables, lo cual brinda más información sobre el rendimiento y la salud del deportista tanto en entrenamiento como en competición.

J.R. CALLÉN. Pienso que debería de conocer bien en profundidad dichos sistemas para poder opinar sobre ellos. Al no ser el caso, considero que es mejor comentar que como he mencionado antes, lo que se espera de esas propuestas es que aporten valor real y calidad al conocimiento del deportista, siempre apoyándose en evidencias científicas.

I. RODRÍGUEZ. En este aspecto no tengo experiencia, pero supongo que la gran ventaja será la comodidad. A mí mismo me ha pasado algunas veces que me supone un esfuerzo utilizar tantos sistemas. Hacer una sesión indoor en hipoxia, utilizando un sensor de NIRS, otro de temperatura, la banda de FC y además el pulsioxímetro es incómodo, pero sé que merece la pena tener toda esa información. Espero que estos sistemas sean fiables y cómodos, para poder hacer todo más simple al deportista.

A. CARLÉ. Esta es una línea de desarrollo que está cobrando mucha importancia ya que permite tener sensores específicos en las zonas correctas del cuerpo. Con ello se solventan problemas técnicos como el aporte de energía a los sensores y la recopilación centralizada y precisa de la información en casi cualquier circunstancia. El desarrollo de los materiales textiles, sensores y otros componentes nos acercan al punto en el que podamos acceder de forma centralizada a un control completo del rendimiento y salud del deportista con un gesto tan sencillo como ponerse una camiseta o mono de triatlón.

D. DALZELL. Cualquier cosa que haga que la tecnología sea más fácil de usar o más cómoda será una victoria. Aunque Coros no ha incorporado ningún wearable específico en la ropa, el objetivo es siempre facilitar al máximo el seguimiento de los datos. Si esto es útil para los atletas o entrenadores, entonces es otro paso adelante en la facilidad de seguimiento de los datos que necesita.

¿Cuáles son los parámetros tanto de carga interna como externa que han cobrado un mayor protagonismo en los últimos tiempos?

H. ARÉVALO. El uso de la frecuencia cardiaca como medidor de la carga interna ya es de uso común desde comienzo de siglo. Sin embargo, en los últimos años el avance en el conocimiento de la variabilidad de la frecuencia cardiaca ha permitido la aparición de nuevas mediciones y aplicaciones que nos pueden aportar información muy valiosa sobre el grado de asimilación de la carga de entrenamiento y de los estados de fatiga. Además, la comercialización y abaratamiento de otros equipos de análisis de rendimiento como analizadores de lactato y equipos de análisis de gases, han permitido a los entrenadores realizar mediciones de manera rápida y sencilla que posibilitan la monitorización objetiva de la intensidad dentro de la sesión y la evolución de estas variables durante la temporada. En cuanto a los parámetros de carga externa, la medición de la potencia mediante tecnología de galgas extensiométricas o la estimación de la misma mediante acelerometría se ha vuelto de uso común para deportistas profesionales y aficionados. En deportes cíclicos y de resistencia esta variable permite el ajuste de la intensidad de manera precisa, lo cual es muy útil tanto en entrenamiento como en competición. En ciclismo los potenciómetros se popularizaron hace años, pero en carrera a pie estamos viviendo un auge en el desarrollo de equipos de estimación de potencia y medición de variables biomecánicas que igualmente ofrecen información muy valiosa para corredores y están permitiendo la mejora en su preparación.

J.R. CALLÉN. Tal y como he descrito anteriormente, pulsómetro, potenciómetro y GPS fueron el punto de inflexión para conocer y medir con máxima calidad al deportista. A partir de ellos hemos podido establecer los parámetros de carga interna y externa más importantes: frecuencia cardiaca (carga interna, que además hemos de unir al RPE), potencia y velocidad (ambos de carga externa). A partir de ellos tres, con las matemáticas adecuadas, se han ido formulando nuevas aportaciones con las que ir midiendo distintas partes de la fisiología, del metabolismo, de la respuesta al entrenamiento, de la fatiga, de la carga desarrollada, etc. Y es justamente ahora cuando nuevos parámetros están llegando al ámbito del entrenamiento, parámetros que nacen de los cálculos que nos trae la inteligencia artificial y los algoritmos, parámetros que son la mayor evolución y revolución para que deportista y entrenador trabajen con la máxima precisión y optimización del entrenamiento. A lo largo de artículos previos en esta misma revista, y otros que se irán publicando en siguientes números, he ido descifrando y describiendo esos nuevos parámetros para que los conozcamos completamente y podamos aprovechar sus fabulosas aportaciones a nuestro trabajo. Normalized Training Stress (NTS), Readiness, Normalized Training Load (NTL), Residual Stress (RS), Residual Stress 7 (RS7), Environment Normalization (eNorm) y TrainX Score son algunos de los parámetros de medición de la carga interna y externa con los que TriDot ha innovado y nos trae precisión total, dejando atrás las propuestas tradicionales como el TSS, que desde mi punto de vista, dista de ser precisa, como sí lo es el NTS y el resto de parámetros enumerados aquí. Todos ellos son el presente perfecto para el entrenador, y además suponen un futuro extraordinario en el análisis y control de la carga, justamente la variable más importante de todas las que se han de medir en un proceso de entrenamiento.

I. RODRÍGUEZ. Hace un par de décadas lo más importante era la monitorización de la frecuencia cardiaca y todo se basaba en eso. Pero desde hace algo más de una década, hemos pasado a dar prioridad a marcadores externos más objetivos como vatios, TSS, etc. Afortunadamente llevamos un tiempo en el que aparecen otros métodos para controlar la carga interna con una buena precisión. Como ejemplo, la variabilidad cardiaca o la oxigenación muscular (NIRS) pueden permitir más información sobre el estímulo real que se produce en el organismo de los deportistas y explicar el porqué de algunos datos externos. Curiosamente estos dos marcadores que acabo de nombrar tienen una altísima correlación con las percepciones de los deportistas.

A. CARLÉ. En cuanto a carga interna, vemos cómo la frecuencia cardiaca y la variabilidad de la frecuencia cardiaca siguen siendo los más populares a pesar de no ser novedosos. La economía de carrera es un factor que ha ido ganando importancia, aunque dependemos de la realización de pruebas de esfuerzo para tener los valores de referencia de VO2max y las frecuencias cardiacas asociadas a cada porcentaje de éste. Dentro del control de la carga interna, considero que la saturación de oxígeno intramuscular es una de las variables más útiles de los últimos años, sobre todo cuando se combina con otras mediciones de la carga externa. En cuanto a la carga externa, las manifestaciones de la fuerza como son la potencia en watios del pedaleo o la velocidad de ejecución de cada repetición en los entrenamientos de fuerza han tenido un auge claro en la última década. Los sensores de potencia, los acelerómetros, giroscopios y dinamómetros nos han permitido personalizar las cargas de entrenamiento al nivel de rendimiento diario real del deportista. Gracias a esto, se ha podido popularizar el concepto del “entrenamiento de calidad” y que más gente comprenda que no siempre es necesario un alto volumen de entrenamiento en deportes de resistencia. Otras variables con las que estamos trabajando y esperamos poder optimizar para su uso fuera del laboratorio son, la temperatura de segmentos corporales, el análisis del sudor (minerales y lactato), el volumen y patrón respiratorio o la electromiografía de superficie.

D. DALZELL. Hay dos datos principales con los que todos los atletas deberían familiarizarse. El número uno es el seguimiento del estrés que soporta el organismo como resultado del entrenamiento/competición (carga de entrenamiento). Este número cuantifica lo difícil que ha sido una sesión y ayuda al entrenador/atleta a comprender cómo ha afectado ese entrenamiento a su forma física a largo plazo. El número dos es la VFC. Cada día el cuerpo sufre estrés tanto por el entrenamiento como por la vida. Cuando se puede ver una imagen total de los factores estresantes internos y externos, se empieza a ver lo que le está causando estrés para poder planificar de forma proactiva el entrenamiento o carrera en torno a ello.

Respecto a análisis biomecánicos, tanto de cara a la mejora del rendimiento como a la prevención de potenciales lesiones, ¿qué beneficios nos aportan las nuevas tecnologías respecto a sistemas más tradicionales?

H. ARÉVALO. Los avances en el estudio de la biomecánica han sido considerables en la última década, permitiendo realizar mediciones más precisas de los movimientos y fuerzas que actúan sobre el organismo del deportista. Gracias a los nuevos métodos y equipos de análisis cinemático o a la utilización de sensores inerciales, también podemos visualizar a tiempo real variables biomecánicas que nos permitan realizar correcciones técnicas in situ. Este análisis más detallado ha conseguido a su vez optimizar aún más el rendimiento de los deportistas en disciplinas donde los aspectos biomecánicos son determinantes en el resultado final, además de mejorar los protocolos de rehabilitación y de identificación de factores de riesgo de lesión.

J.R. CALLÉN. Pienso que hay dos vertientes en esos beneficios. Por una parte, las nuevas tecnologías permiten mayor precisión a la hora de medir la posición sobre la bicicleta y cómo el triatleta se mueve mientras pedalea; con ello, alcanzar la geometría ideal es mucho más probable. A ello le hemos de unir que dicha precisión se logra en la actualidad en mediciones en los tres planos del espacio, por lo que se puede “entender” perfectamente cómo se producen los movimientos desde distintas perspectivas y cómo unos pueden influir en otros. En segundo término, los más avanzados programas informáticos especializados en los test biomecánicos, se apoyan en la recogida y análisis/gestión masiva de datos (big data) para aportar al profesional, tras el tratamiento adecuado, la mejor información con la que poder saber las mejores tendencias a nivel de ángulos, distancias, movimientos, trayectorias, presiones, etc. Gracias a obtener miles de datos de cada biomecánica que se hace en cualquier parte del mundo, dichos programas informáticos son capaces de crear los mejores patrones y guías para que el biomecánico, una vez esté con el triatleta, pueda personalizarle y optimizarle al máximo la posición sobre su bicicleta.

I. RODRÍGUEZ. Yo creo que estos sistemas pueden ayudar a ahorrar tiempo, pero a un buen biomecánico quizá no le haga falta tanta información. Sin embargo, para un biomecánico menos experimentado sí puede ser una gran ayuda y herramienta para mejorar su trabajo, además de ofrecer una imagen más profesional.

A. CARLÉ. Para poder ayudar al deportista a este nivel, debemos conseguir realizar análisis biomecánicos en tiempo real basados en el registro de movimiento mediante sensores y no mediante fotogrametría. Si damos este paso tecnológico, podríamos tener los rangos técnicos óptimos de cada deportista en las acciones deportivas principales. Mediante el registro y análisis durante el entrenamiento o competición, podemos detectar si el deportista se está saliendo de su rango técnico óptimo y dar feedback concurrente (en tiempo real) para tratar de corregirlo o parar la actividad. Si estas variables se cruzan con otras, podríamos obtener índices más precisos y dar un feedback de mayor calidad. Por ejemplo, en una carrera de larga distancia podríamos detectar un cambio en el rango de extensión de cadera y dar consejos precisos para corregirlo teniendo en cuenta, además de factores biomecánicos, factores fisiológicos como el nivel de hidratación, temperatura, etc.

D. DALZELL. Con el nuestro Coros POD 2 se obtienen análisis exhaustivos de la carrera en un paquete fácil de usar. Estas métricas pueden mostrar estadísticas basadas en la técnica o en la prevención de lesiones (equilibrio izquierda/derecha). Para cualquier atleta, el entrenamiento consiste en estresar su cuerpo lo suficiente como para mejorar, pero no tanto como para provocar una lesión. Mediante el seguimiento de estos puntos de datos, puede asegurarse de que está progresando, y saber cuándo recuperarse si las cosas empiezan a salirse de su sitio.

¿Hasta qué punto puede ser interesante para los entrenadores la utilización del big data?

H. ARÉVALO. El análisis de grandes conjuntos de datos es una herramienta que puede ser utilizada por entrenadores y que aporta información relativa a las tendencias seguidas por los deportistas en distintas variables. El análisis de estas tendencias con el uso de software específicos puede estimar el rendimiento del atleta y aportar información acerca del proceso de entrenamiento y la gestión de la fatiga. Sin embargo, es importante estudiar el funcionamiento de estas tecnologías para comprender realmente cuándo la información es válida. Existen casos de atletas que no siguen una tendencia normal en la evolución de estas métricas o, simplemente, no contamos con suficiente información para estimar de forma fiable, lo cual puede afectar a la planificación si nos fiamos en exceso de estas tecnologías. La utilización de herramientas de almacenamiento de grandes conjuntos de datos debe ir siempre de la mano del contacto directo y el feedback constante con el deportista.

J.R. CALLÉN. La tecnología se extiende a todas las áreas de nuestra sociedad y del conocimiento científico. Por lo tanto, en el deporte… también. Además, en todos los campos, el avance de la tecnología es imparable, es el futuro. Por ello, gracias a los años en los que ya se ha estado recogiendo información de manera masiva y se han tratado esos datos (mediante aplicaciones directamente vinculadas con nuestro entrenamiento, las mediciones de potencia, de velocidad, de frecuencia cardiaca, de horas de sueño, de peso, de pulso basal, etc.) ya disponemos de tendencias claras que nos pueden sugerir de forma precisa la dirección a seguir. Así, gracias al big data, el entrenador puede contar con un número ingente de cifras, variables, relaciones, etc. con las que conocer y planificar mucho mejor el rendimiento de sus deportistas. ¿El resultado? que el entrenador cuenta cada vez con más miles y miles de datos de una única sesión, algo que llevado a cada semana, mes o temporada se convierte en una cifra descomunal que se hace imposible de gestionar, una cifra que, además, y de manera irremediable, aumenta y aumenta constantemente, y lo va a seguir haciendo, ya que cada vez aparecen nuevos medidores y datos que van enriqueciendo el conocimiento del organismo del triatleta. Por consiguiente, el big data es de gran ayuda, sí, pero para poder sacarle todo el partido se hace necesario que la tecnología nos ayude a gestionar todos sus datos y nos dé las soluciones en segundos a un trabajo que a nosotros como entrenadores nos llevaría días. Es aquí donde entra la inteligencia artificial (IA). Gracias a ella, en un instante, los ordenadores y sus matemáticas son capaces de hacer muchos más cálculos que cualquier ser humano en horas y horas y horas. Además, puede alcanzar a gestionar información que a nosotros se nos escaparía, ya que parte fundamental de nuestro rol ha de ser también la parte humana, la relación deportista-entrenador, algo que es insustituible. Por ello, la inteligencia artificial apoyada en el big data nos aporta lo mejor de la tecnología al facilitar y acelerar el tratamiento de la información, dejando más tiempo al entrenador para poderlo invertir en educar, explicar, conversar, motivar o decidir junto a su deportista en relación a su día a día, a su proceso de entrenamiento, a su competición, etc. Mediante TriDot y RunDot todo esto ya es posible, ya que se trata de la primer plataforma basada en la inteligencia artificial que plantea el entrenamiento optimizado para cada triatleta en base al big data que se ha ido recogiendo y tratando durante más de 18 años, a partir del que se plantean las cargas idóneas de forma personalizada, algo que además está acompañado de RaceX (parte de TriDot y RunDot), con el que prever con antelación el nivel de rendimiento que tendrá el triatleta/atleta y cómo ejecutar de manera óptima la siguiente competición.

I. RODRÍGUEZ. A nivel global del deporte y el entrenamiento puede ayudar, permitiendo ahorrar tiempo en la toma de decisiones e incluso utilizando los métodos que más pueden ayudar a la mayoría. Pero creo que la esencia de un buen entrenador es la individualización y comunicación con sus deportistas. En este sentido puede tener sentido utilizar ese big data, pero sin perder el enfoque con cada uno de nuestros pupilos. El deportista es una unión de cuerpo y mente, y los datos por muy completos que sean pueden tener carencias o confundirse en ciertos momentos en los que la psicología puede ser más importante que el estímulo físico.

A. CARLÉ. Cada vez es más habitual que los entrenadores opten por un abordaje basado en la teoría de los sistemas dinámicos complejos. Gracias al big data, es posible analizar gran cantidad de datos y encontrar índices y patrones entre los mismos que no serían posibles de otra manera. En el corto plazo, podremos obtener más y mejores índices de la progresión de nuestro deportista, pudiendo incluso predecir su nivel de rendimiento de una forma relativamente precisa. En el largo plazo, el cuidado del deportista se verá claramente mejorado al poder tener en cuenta su entorno y sus hábitos fuera del ámbito deportivo. Por supuesto, para conseguir llegar a este punto hemos de facilitar el registro de datos fuera de la práctica deportiva.

D. DALZELL. Los macrodatos serán importantes para los entrenadores, ya que cuantos más datos se tengan sobre una población, mejor. Dicho esto, los atletas son individuos y requieren demandas específicas para sus objetivos y parámetros de entrenamiento únicos (programa diario, historial de entrenamientos anteriores, estado actual, lesiones, etc.). Así pues, aunque los macrodatos ayudarán a avanzar al sector, los entrenadores que comprendan las tendencias y puedan relacionarlas con el marco individual de un deportista serán los que obtengan mejores resultados.

En el proceso de entrenamiento, ¿cuál es la mayor utilidad de la IA para un entrenador (Inteligencia Humana)?

H. ARÉVALO. La inteligencia artificial funciona a base de algoritmos y modelos matemáticos que recopilan información y toman decisiones en base a patrones prestablecidos. El entrenamiento deportivo nunca será una ciencia exacta ya que es un sistema extremadamente complejo donde un gran número de variables impredecibles pueden afectar en la asimilación de la carga de entrenamiento y posterior rendimiento del deportista. Por lo tanto, confiar en las matemáticas para que den solución a un problema que no es matemático no aportará respuestas a las necesidades prácticas del entrenador y el deportista. En mi opinión, dudo que un algoritmo pueda alimentarse de tal manera que tenga en cuenta todos los factores que pueden afectar en el rendimiento deportivo de una persona, al menos con las herramientas actuales. El trabajo de un entrenador con conocimientos en la materia, experiencia y capacidad de intuición no puede ser sustituido por una IA. A día de hoy, el uso de estas herramientas en las ciencias del deporte debería limitarse al análisis avanzado de datos y la automatización de tareas repetitivas para que el entrenador disponga de más tiempo de trabajo en aspectos relevantes del proceso de entrenamiento.

J.R. CALLÉN. La IA nos aporta la mayor calidad en las dos vertientes más importantes que todo entrenador ha de tener controladas y cultivadas como profesional: el tratamiento e interpretación de datos y la relación humana deportista-entrenador. Gracias a la IA, los ordenadores y sus matemáticas se encargan de procesar millones de datos para aportarnos las mejores interpretaciones y líneas a seguir. Además, lo hacen en segundos, algo que a nosotros nos llevaría días. A ello le hemos de unir que incluso con la mejor voluntad y la máxima profesionalización, a nosotros se nos escaparían gran cantidad de datos, de análisis, de conclusiones. De esta manera, la IA amplía enormemente las posibilidades de conocer al deportista y de plantear las mejores tendencias hacia el futuro de su preparación y su competición, y lo hace reduciendo el tiempo que el entrenador ha empleado de manera tradicional en crear semanalmente sus planes de entrenamiento, algo que es más una labor administrativa que puramente específica de un profesional del entrenamiento, y que gracias a la IA se queda minimizada gracias a su eficiencia. En segundo término, gracias a esa optimización total del tiempo que el entrenador ha de emplear a los datos, se abre la posibilidad de invertir todas esas horas en algo que es insustituible y que es exclusivo de los humanos: la relación personal deportista-entrenador. Con ella, el profesional puede invertir gran parte del tiempo a la comunicación, a la explicación, a la educación, y en definitiva, a la personalización total del proceso que cada deportista requiere, cada uno con sus similitudes y con sus diferencias, haciendo posible que todo deportista se sienta completa y realmente atendido de manera individualizada. En resumen, la inteligencia artificial ha llegado para quedarse, ya es el presente porque la podemos aprovechar a través de TriDot y RunDot, y es además el futuro porque nos abre la puerta a podernos dedicar a lo que realmente es nuestro trabajo: ser entrenadores con una relación humana del máximo nivel, de la máxima calidad, y de la máxima personalización, tanto por el nexo deportista-entrenador, como por el poder de un tratamiento de datos de la máxima calidad.

I. RODRÍGUEZ. Seguramente en un futuro pueda ser una buena herramienta de predicción y ayuda de entrenamiento. Incluso puede que en deportistas con poca exigencia pueda suponer quitarnos trabajo. Pero creo que queda mucho para que una IA sea capaz de individualizar un entrenamiento, por lo menos lo poco que he visto hasta ahora, o al menos eso espero.

A.CARLÉ. Poder automatizar tareas repetitivas, entrenar a la IA en la confección de informes y en el análisis de datos, permite al entrenador poder dedicar más tiempo y recursos mentales en la interpretación de datos y personalización de los condicionantes del entrenamiento, su formación continuada y la relación con el deportista. Además de esto, la aplicación de esta tecnología va a mejorar los procesos de entrenamiento a distancia y de detección talento en muchas federaciones.

D. DALZELL. No todos los deportistas quieren un entrenamiento individualizado. Quieren un plan que seguir con la posibilidad de recibir ayuda, pero en realidad sólo quieren algo a lo que rendir cuentas. Creo que los planes de entrenamiento generados por IA para los atletas que no buscan una ayuda dedicada serán los que más impacto tengan en el sector en su conjunto.

 

Tras la monitorización y el análisis de los datos por parte de la IA…, ¿la interpretación de éstos debe realizarse exclusivamente por el entrenador?

H. ARÉVALO. Sin duda. El entrenador es quien conoce y comprende el historial y las necesidades del deportista y, por tanto, quien debe utilizar esta información para suministrar la dosis oportuna de entrenamiento. Cuanta más información dispongamos mejor. No obstante, el tiempo es limitado y no podemos gastar gran parte del mismo en interpretar variables irrelevantes. En ocasiones el análisis genera parálisis, por lo que los entrenadores deben formarse para comprender qué métricas son de utilidad en su deporte y no darle más importancia de la que tienen.

J.R. CALLÉN. Pongamos un caso real: una sesión de una hora de duración tiene una grabación de 3600 segundos. En cada segundo se registran métricas de frecuencia cardiaca, velocidad, potencia, temperatura, humedad, altimetría, etc. Solamente con que cada 3600 segundos haya una medición de potencia ya podemos entender que para un análisis profundo de esos datos se necesitará una inversión de tiempo enorme para ir obteniendo conclusiones que se van multiplicando exponencialmente cuando queremos analizar esa potencia relacionada entre sí, esto es, la diferencia entre los primeros diez minutos y los últimos, la variación de la potencia en las distintas series, cómo esa potencia ha decrecido al llegar a la última hora de sesión, etc. etc. etc. Si además nos damos cuenta de que las distintas métricas han de estar analizadas conjuntamente, la cantidad de datos a estudiar es colosal, al cruzar todo lo que cada sesión nos puede aportar si interpretamos pulso, velocidad, potencia, etc. Y hemos hablado de una sesión de una hora, pero ahora pensemos en sesiones de dos horas, de tres, de cuatro; pensemos en todas las sesiones de una semana, de un mes, de una temporada. Y ahora, además, recapacitemos sobre la relación entre las distintas sesiones: ¿cómo ha evolucionado la potencia del primer mes de entrenamiento con relación al segundo, al tercero, al cuarto…? ¿Cuándo se han alcanzado los mayores picos de frecuencia cardiaca? ¿Qué había entrenado el deportista antes de llegar a esos picos? ¿Cuánto pudo mantener esos rangos en los meses siguientes? ¿En qué sesiones se producían? ¿Cuánto tiempo por cada zona de entrenamiento estuvo entrenando el deportista? ¿Cómo mejoraron los valores del FTP, y del VO2máx, y del umbral aeróbico, etc.? Y así podemos estar preguntándonos hasta casi el infinito. Está claro que la IA puede monitorizar y analizar muchísimos más datos de los que un ser humano puede llegar a interpretar. Es más, gracias a la IA podemos recibir información que como entrenadores no podríamos llegar a tener, ya que la disponibilidad temporal necesaria para llegar a todo ese conocimiento nos llevarías días y días (para una sola semana de entrenamiento, por ejemplo), algo que la IA analiza en segundos. Tras todas esas monitorizaciones y análisis, la interpretación y por lo tanto la predicción de lo que puede llegar a ocurrir también puede apoyarse en la IA, ya que los millones de parámetros que puede llegar a estudiar al compararlos con millones de datos que ya posee en su big data, nos permitirán recibir de esa IA una proyección muy fiable de lo que puede suceder en el futuro. Esa es la ventaja, que por la base de datos de la inteligencia artificial ya han pasado millones de cálculos que en el pasado han dado como resultado lo que nos aporta como predicción hacia el futuro. Pero por supuesto que el entrenador siempre ha de interpretar los datos, ya que su función se ve potenciada por la IA, dado que tiene gracias a ella más información y de más calidad con las que trabajar, y además conoce de manera directa al deportista, y lo conoce desde una perspectiva que siempre está ahí, que es irremplazable y que es la gran diferencia para llegar a la perfección: la parte humana. Así, tras la interpretación por parte del entrenador llegará la posibilidad de ajustar las cargas y modificarlas si fuese preciso.

I. RODRÍGUEZ. De momento creo que sí. Hay deportistas que son capaces de exprimirse y acercase a su 100% real y otros de mayor calidad se quedan al 85% pero con los mismos resultados. El entrenador conoce cuál es la capacidad de su deportistas, sus puntos débiles y fuertes, y gracias a los datos decidir dónde se debe trabajar con más energía. Supongo que la IA sería extremadamente objetiva en este sentido y no conseguiría los mejores resultados. Se pueden hacer dos entrenamientos idénticos pero la satisfacción y percepción de esfuerzo muy diferente de un día a otro. Nuestra labor es conseguir los mejores resultados posibles, pero a la vez motivando y divirtiendo para no “quemar” a nuestros deportistas.

A. CARLÉ. Podemos decir que la última palabra la debe tener el entrenador, ya que es el profesional mejor cualificado y con más experiencia en la prescripción y control del ejercicio físico. Aún así, la propia IA, bien entrenada, nos puede dar interpretaciones similares a las que el propio entrenador daría. Esto permitirá que el humano (entrenador) supervise y ajuste estas interpretaciones pudiendo ser más eficiente. Por otra parte, algunos de los datos analizados pueden ser interpretados por otros profesionales vinculados al ejercicio físico e incluso por el propio deportista. Dotar al deportista de cierto grado autonomía en su toma de decisiones es parte de los objetivos de nuestro entrenamiento y la tecnología puede ayudarles a que su toma de decisiones sea más correcta tanto durante los entrenamientos como durante la competición.

D. DALZELL. Me apasiona la idea de que cada atleta sea individual. Si bien el big data y la IA pueden ayudar a iniciar el proceso, se necesitará un entrenador acreditado que entienda los parámetros de los atletas para las decisiones diarias que aparecen y son inesperadas. Yo diría que la IA puede obtener un atleta 85-90% del camino a sus metas, pero si alguien está buscando maximizar su potencial, creo que un entrenador sería mejor para interpelar los datos y proporcionar recomendaciones basadas en factores externos no asociados con el entrenamiento.

En cuanto al software para el control de las cargas y la planificación, ¿son diferentes las necesidades de un entrenador “de campo” y las de un entrenador “online”?

H. ARÉVALO. El entrenamiento presencial en cualquier caso es insustituible. La transmisión de la experiencia y los conocimientos del entrenador será más efectiva si hay contacto directo con el deportista. Además, el feedback con el atleta también será mayor ya que podremos interpretar comportamientos inconscientes que aportan información también relevante. Partiendo de esta premisa, pienso que los entrenadores online necesitan compensar esta falta de información con la obtención de un mayor número de datos objetivos que nos den una visión más global del proceso de entrenamiento. Estos datos no deben ser solamente relativos a la carga externa, también deben tener en cuenta variables de carga interna, especialmente las sensaciones subjetivas del atleta.

J.R. CALLÉN. El entrenador es siempre un entrenador, y aquellos que eligen un software determinado lo hacen para analizar, controlar y planificar a sus deportistas, algo que es independiente de si los preparan con una metodología basada en las sesiones en vivo o si su desarrollo es online. El control de las cargas y la planificación serán las mismas en ambos casos, cambiando únicamente que el entrenador “de campo”, además de los datos registrados por los monitores, tendrá una perspectiva más amplia y real de lo que cada carga supone para su deportista, al estar viéndole rendir en directo, con todas las grandes ventajas que ello conlleva. Así, cuando ese entrenador se apoye en el software para trabajar, podrá terminar de hacer una interpretación más precisa de los datos, pudiendo al mismo tiempo proponer tendencias todavía más personalizadas, ya que el contacto humano potenciará en gran medida una perspectiva más precisa de los datos, del control de la carga y de la planificación.

I. RODRÍGUEZ. Yo estoy un poco en los dos mundos y, es cierto que a pesar del control que puedo tener con deportistas que viven lejos, me falta algo. Ese algo suelen ser sus sensaciones, que a muchos deportistas les cuesta expresar en el apartado de comentarios de estos software. Incluso simplemente su lenguaje corporal, ejecución técnica o actitud a la hora de afrontar los entrenamientos, puede decir más que unos comentarios y unos objetivos. Una vez pasado el entrenamiento se puede hablar por teléfono o incluso realizar una videollamada, pero no es lo mismo o al menos eso siento yo. En entrenamiento de campo necesitamos menos información, pero supone más tiempo. Normalmente estos entrenadores son más intuitivos y tienen o necesitan más experiencia para ser buenos. Cuando el entrenador trabaja online necesita todos los datos posibles (sobre todo los de carga interna y subjetivos) para luego analizarlos con el tiempo que no dedicamos a la parte presencial. Suele dedicar mucha energía a estudiar el software y todas sus posibilidades, pero en muchos casos se puede olvidar de lo realmente importante, lo que siente su deportista.

A. CARLÉ. Posiblemente, el entrenador online tenga una mayor necesidad de incluir parámetros biomecánicos, cualitativos y del entorno del deportista que un entrenador “de campo”. Aún así, el registro, análisis e interpretación sistematizados de dichos parámetros a lo largo del tiempo por parte de los sistemas computacionales modernos ayudarán a ambos por igual. Podemos decir que, sin ser iguales, las experiencias de guiar un entrenamiento telemático y de forma presencial serán más parecidas y precisas, especialmente en planificaciones deportivas de larga duración.

D. DALZELL. El control de la carga y la planificación constituyen el 75% de la ecuación. El otro 25% es información subjetiva que sólo puede rastrearse con los ojos o los oídos. Los entrenadores necesitan ver al deportista o escucharle para observar cómo le está afectando el entrenamiento a lo largo del mismo. Para los entrenadores que trabajan sobre el terreno, los datos les proporcionan una perspectiva mucho mayor de la que se disponía hasta ahora, y para los entrenadores online, ahora existen tecnologías que permiten realizar sesiones en directo con sus atletas aunque se encuentre a distancia. Cuando se mezcla el seguimiento de los datos con las interacciones en directo con los deportistas (a distancia o en persona), se obtiene el mejor resultado posible.

.

¿Y durante la competición? ¿Qué dispositivos y qué parámetros resultan de mayor interés? ¿Para el control de la intensidad o para el análisis posterior?

H. ARÉVALO. De nuevo, el registro de datos de potencia en deportes cíclicos de resistencia resulta el parámetro más útil. El estudio del perfil de potencia nos puede aportar datos fiables de la intensidad a la que compite el deportista. En la actualidad (siempre que el reglamento lo permita) también podemos registrar información de variables que pueden afectar al rendimiento, como la glucosa en sangre o la temperatura corporal. Analizar esta información post competición puede ayudar a diseñar mejores estrategias nutricionales o abordar mejor carreras en condiciones extremas de temperatura.

J.R. CALLÉN. La tecnología nos está permitiendo conocer a los deportistas de manera sinigual a como se habían analizado hasta ahora. Y esto es aplicable tanto al entrenamiento como a la competición. Desde mi punto de vista, los dispositivos deben de dirigirse a ambas variables: controlar la intensidad, de manera que se vaya siguiendo la táctica establecida para rendir en esa competición, y que esa ejecución, recogida en datos, pueda servir para el análisis posterior con el que obtener nuevas conclusiones que validen (total o parcialmente) o no la propuesta planteada para competir, y que a su vez sirvan de referencia para los entrenamientos y competiciones posteriores. En este sentido, durante la competición, se hace indispensable que el deportista sepa decidir en base a los datos que va viendo en su dispositivo, ajustándolos a la táctica marcada junto con su entrenador, en relación con la realidad que está viviendo. Esto en definitiva se puede denominar: saber competir.

I. RODRÍGUEZ. Durante la competición estos métodos pueden ser una guía excelente, sobre todo en deportistas menos expertos. No pasar de tantos vatios en un puerto, no dejar que baje la saturación muscular o mantener los tiempos de contacto prestando atención a un monitor. Sin embargo, en deportistas de alto nivel creo que es mejor no utilizar estas herramientas para evitar limitantes psicológicos durante la competición, ya que en un día “súper” esto nos puede hacer frenar. Eso sí, registrar y medir todo lo posible una competición y analizarla después es fundamental para aprender y mejorar. Dispositivos y parámetros dependen de cada tipo de competición y duración. Para algunas puede ser más importante un dato de carga externa como los vatios y para otras internas como los niveles de glucosa intersticial.

A. CARLÉ. Para poder responder a esta pregunta de forma concisa deberíamos plantear objetivos específicos; no usaremos las mismas variables si buscamos optimizar la recuperación post competición que si pretendemos analizar el propio rendimiento. Partiendo de sensores conocidos como GPS, acelerometría, frecuencia cardiaca y su variabilidad podemos obtener datos muy interesantes sobre la carga de trabajo y el rendimiento puntual y esperado en los siguientes minutos durante la propia competición. Si conseguimos integrar la hidratación, electromiografía y metabolitos de forma no invasiva podremos ver la progresión de la fatiga del deportista y personalizar estrategias de recuperación antes, durante y tras la competición de una forma más barata, sencilla y eficaz.

D. DALZELL. Entrenamos para poder competir al máximo de nuestras posibilidades. Al utilizar tecnología portátil como un reloj, un pulsómetro, un podómetro, etc., el atleta proporciona a su entrenador los datos necesarios para analizar su rendimiento. El campo de datos generales más interesante es la intensidad y el ritmo de los atletas. Esto se traduce en todos los atletas, ya que el cuerpo sólo puede aguantar hasta cierto punto antes de necesitar bajar el ritmo. Poder observar el ritmo/frecuencia cardiaca puede proporcionar al entrenador una valiosa información para enseñar al atleta un mejor ritmo. Fuera de esta métrica, hay innumerables métricas que pueden ser específicas de un atleta. Cosas como la cadencia, la temperatura corporal, la deriva cardiaca, la estrategia de carrera, etc.  Se puede hacer un seguimiento de todas estas cosas, pero realmente depende del entrenador/atleta identificar sus focos clave a través del entrenamiento, y luego analizar el rendimiento en función de estos debates específicos sobre el entrenamiento.